Normalmente cuando estoy pasando alguna época con bastante stress, suelo acudir al deporte como válvula de escape (lo cual no significa que haga deporte regularmente; sino que me muevo por impulsos, jeje). Generalmente tengo dos alternativas, o bien una buena sesión en el gimnasio, o bien salir a correr unos cuantos kms hasta que los pulmones digan hasta aquí hemos llegado…o lo más normal es que sea el flato quien me recuerde que hay que entrenar más a menudo.
La última vez que me dio por pensar en porqué no hago deporte más regularmente, vino a mi mente: «mens sana in corpore sano». El cuerpo lo vamos entrenando poco a poco. Pero de lo que me di cuenta es de la poca atención que le solemos prestar a la mente. Esta nos sirve para pensar y le dedicamos a ello gran esfuerzo en nuestra época formativa y por supuesto damos mucha caña a la materia gris en nuestras jornadas laborales….pero sabemos acaso ¿cómo entrenar nuestra mente para ser más conscientes en nuestras acciones diarias? o ¿cómo controlar mejor nuestras emociones? o mejor aún ¿cómo relajarnos después de un día intenso de stress?, ¿liberar tensiones en momentos de nerviosismo?.
Con el verano de por medio, me puse investigar un poco por mi cuenta y tras varios blogs leídos e intercambios de opiniones, opté por profundizar en el budismo. Las razones que me llevaron a ello fueron, por un lado la curiosidad que sentía por conocer más sobre esta «filosofía» me intrigaba. Segundo, la fama que le precede, cada día te enteras de gente que se siente atraída a profundizar más en sus enseñanzas. Tercero y más importante, la meditación. Todos los días podía leer algún artículo sobre los beneficios del mindfulness, yoga, tantra, etc y como no tenía claro que estos conceptos no fueran productos de una moda pasajera…pues decidí acudir al centro de todas las prácticas orientales: la meditación.
Mi intención es escribir más artículos sobre todo lo que voy aprendiendo al respecto. En este primer post, quisiera dejar algunas de las mejores frases que he encontrado este verano (muchas de ellas sacadas del «Monje que vendió su ferrari» y cuyo éxito radica no sólo en su sencilla lectura, sino que aglutina las mejores prácticas orientales adaptadas nuestra realidad occidental.
* En un día normal una persona tiene 60.000 pensamientos, de los cuales un 99% son iguales que el día anterior (negativas en su mayoría). De ahí la importancia de controlar los pensamientos y nuestra mente. No que la mente nos controle a nosotros.
* Lo que diferencia a los optimistas es la forma de administrar e interpretar las circunstancias de la vida.
* No juzgues los hechos como positivos o negativos. Limítate a experimentarlos, festejarlos y aprender de ellos.
* La mente es un magnífico criado pero un amo terrible.
* Ten paciencia y vive en la conciencia de que todo lo que buscas llegará tarde o temprano si te preparas debidamente.
* La calidad de lo que piensas determinan tu calidad de vida: Si quieres vivir la vida al máximo, cuida de tus pensamientos como cuidarías tus más preciadas posesiones. Esfuérzate por eliminar toda turbulencia interna.
* Nunca olvides la importancia de vivir con alegría desbordante. Nunca descuides la exquisita belleza de todas las cosas vivas. Hoy, el momento que compartimos, es un regalo.
* El grado de coraje con el que vives determina la dosis de satisfacción que recibes.
Espero que estas frases (conviene releerlas un par de veces) os hayan despertado el gusanillo sobre la importancia que tiene el «entrenar más la mente». Si así fuera me gustaría que leyeras este enlace que os dejo sobre cómo aprender a meditar.
Y vosotros qué pensáis; ¿controlamos nuestra mente? o ¿es la mente quién nos controla a nosotros?