Sapiens. De animales a dioses (Yuval Noah Harari)

19/02/2024

Sapiens: De Animales a Dioses» de Yuval Noah Harari es una exploración audaz y panorámica de la historia de la humanidad. Desde las primeras apariciones de nuestra especie en la Tierra, Harari traza nuestro desarrollo a través de las revoluciones cognitivas, agrícolas, científicas y tecnológicas, examinando cómo hemos llegado a dominar el planeta. Interrogando los pilares de nuestra sociedad, desmantela con habilidad mitos largamente sostenidos y nos reta a considerar lo que realmente significa ser ‘Sapiens’. Este libro es esencial para entender nuestra pasado, y cómo este moldea nuestro presente y futuro.

Yuval Noah Harari es un historiador y escritor israelí, doctor en Historia por la Universidad de Oxford y trabaja como profesor en el Departamento de Historia de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Su trabajo se caracteriza por abordar las grandes preguntas de la historia y del futuro de la humanidad.

  • Tres revoluciones importantes conformaron el curso de la historia:
    • La revolución cognitiva marcó el inicio de la historia hace unos 70,000 años.
    • La revolución agrícola la aceleró hace unos 12,000 años.
    • La revolución científica, que se puso en marcha hace solo 500 años, bien pudiera poner fin a la historia e iniciar algo completamente diferente.
  • En homo sapiens, el cerebro supone el 2/3 por ciento del peso corporal total, pero consume el 25% de la energía corporal cenado el cuerpo está en reposo.
  • Contar relatos efectivos no es fácil. La dificultad no estriba en contarlos, sino en convencer a todos y cada uno para que se los crean. Gran parte de la historia gira en torno a esta pregunta: ¿cómo convence uno a millones de personas para que crean determinadas historias sobre dioses, o naciones, o compañías de responsabilidad limitada?.
  • Una de las pocas leyes rigurosas de la historia es que los lujos tienden a convertirse en necesidades y a generar nuevas obligaciones. Una vez que la gente se acostumbra a un nuevo lujo, lo da por sentado. Después empiezan a contar con él. Finalmente legan a un punto en el que no pueden vivir sin él.
  • La mayoría de las jerarquías sociopolíticas carecen de una base lógica o biológica: no son más que la perpetuación de acontecimientos aleatorios sostenidos por mitos. Esta es una buena razón para estudiar historia.
  • Nuestros conceptos “natural” y “antinatural” no se han tomado de la biología, sino de la teología cristiana. El significado teológico de “natural” es “de acuerdo con las intenciones del Dios que creó la naturaleza”.
  • Desde la Revolución francesa, las personas han llegado al convencimiento de que la igualdad y la libertad individual son valores fundamentales. Sin embargo, estos valores son contradictorios entre sí. La igualdad solo puede asegurarse si se recortan las libertades de los que son más ricos. Garantizar que todo individuo será libre de hacer lo que le plazca es inevitablemente una estafa a la igualdad. Toda historia política del mundo desde 1789 puede considerarse como una serie de intentos de reconciliar dicha contradicción.
  • Si las tensiones, los conflictos y los dilemas irresolubles son la sazón de toda cultura, un ser humano que pertenezca a cualquier cultura concreta ha de tener creencias contradictorias y estar dividido por valores incompatibles. Esta es una característica tan esencial de cualquier cultura que incluso tiene nombre: disonancia cognitiva.
  • Los estudiosos de la religión tienen un nombre para la admisión simultánea de ideas distintas e incluso contradictorias y la combinación de rituales y prácticas tomadas de fuentes distintas. Se llama sincretismo.
  • La edad moderna ha asistido a la aparición de varias religiones de ley natural nuevas como el liberalismo, el comunismo, el capitalismo, el nacionalismo y el nazismo. A estas creencias no les gusta que se las llame religiones, y se refieren a sí mismas como ideologías. Pero esto es solo un ejercicio semántico. Si una religión es un sistema de normas y valores humanos que se fundamenta en la creencia en un orden sobrehumano, entonces el comunismo soviético no era menos religión que el islamismo.
  • Una regla básica de la historia es que lo que en retrospectiva parece inevitable no lo era en absoluto en la época.
  • En en nuevo credo capitalista, el primer mandamiento y el más sagrado de todos es: “los beneficios de la producción han de reinvertirse en aumentar la producción”. Esta es la razón por la que el capitalismo se llama “capitalismo”. El capitalismo distingue el “capital” de la simple “riqueza”. El capital consiste en dinero, bienes y recursos que se invierten en producción. La riqueza en cambio, se entierra bajo el suelo o se malgasta en actividades improductivas.
  • El capitalismo se convirtió en mucho más que una doctrina económica. Ahora comprende una ética: un conjunto de enseñanzas acerca de cómo debe actuar la gente, cómo debe educar a sus hijos, e incluso cómo debe pensar. Su dama principal es que el crecimiento económico es el bien supremo, o al menos un sustituto del bien supremo, porque tanto la justicia, como la libertad e incluso la felicidad dependen todas del crecimiento económico.
  • El capital se va paulatinamente de los estados dictatoriales que no defienden a los individuos privados y su propiedad. En cambio, afluye a los estados que hacen cumplir la norma de la ley y de la propiedad privada.
  • El recurso económico más importante es la confianza en el futuro, y dicho recurso se ve amenazado constantemente por ladrones y charlatanes. Por sí mismos, los mercados no ofrecen ninguna protección contra el fraude, el robo y la violencia. Es tarea de los políticos asegurar la confianza mediante la legislación de sanciones contra los engaños y el establecimiento y respaldo de fuerzas de policía, tribunales y cárceles que hagan cumplir la ley. Cuando los reyes no cumplen su tarea y no regulan de modo adecuado los mercados, esto conduce a la pérdida de confianza, al crédito menguante y a la depresión económica.
  • ¿Cómo podemos conciliar la ética consumista con la ética capitalista de la persona de negocios, según la cual no se deben malgastar las ganancias, sino que deben reinvertirse en la producción? Es sencillo. Como en épocas anteriores, en la actualidad existe una división del trabajo entre la élite y las masas. En la Europa medieval, los aristócratas gastaban descuidadamente su dinero en lujos extravagantes, mientras que los campesinos vivían frugalmente, fijándose en cada penique. Hoy en día las tornas han cambiado. Los ricos cuidan mucho de gestionar sus valores e inversiones, mientras que los menos acomodados se endeudan comprando coches y televisores que no necesitan realmente. El supremo mandamiento de los ricos es INVIERTE!. El supremo mandamiento del resto de la gente es COMPRA!
  • Profetas, poetas y filósofo se dieron cuenta hace miles de años que estar satisfecho con lo que se tiene es mucho más importante que obtener más de lo que se desea. Si la felicidad viene determinada por las expectativas, entonces dos pilares de nuestra sociedad (los medios de comunicación y la industria publicitaria) pueden estar vaciando, sin saberlo, los depósitos de satisfacción del planeta.
  • Los hallazgos demuestran que la felicidad no es un exceso de momentos agradables en relación con los desagradables. Más bien, la felicidad consiste en ver que la vida de uno en su totalidad tiene sentido y vale la pena. Hay un importante componente cognitiva y ético de la felicidad.
  • Tal como lo planteaba Nietzsche, si uno tiene una razón por la que vivir, lo puede soportar casi todo. Una vida con sentido puede ser extremadamente satisfactoria incluso en medio de penalidades, mientras que una vida sin sentido es una experiencia desagradable y terrible, con independencia de lo confortables que sea. De modo que quizá la felicidad consista en sincronizar las ilusiones personales del sentido con las ilusiones colectivas dominantes en cada situación. Mientras mi narración personal esté en sintonía con las narraciones de la gente que me rodea, puedo convencerme de que mi vida tiene sentido, y encontrar felicidad en esta convicción.

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