Se podrían poner infinidad de calificativos al año 2020-jardín en el que no voy a entrar-, podríamos debatir horas sobre los impactos de la crisis del Covid-19, incluso podríamos intentar debatir sobre si ha habido aspectos positivos en uno año tan diferente como este. Y aunque hiciéramos una macroencuesta para conocer diferentes visiones, difícilmente llegaríamos a un consenso sobre si el coronavirus ha servido para algo positivo…de lo que sí estoy prácticamente seguro es que el periodo en que hemos estado confinados ha servido a mucha gente para conocerse mejor, obligados por las circunstancias, pero aún así muchos de nosotros hemos podido conocer aspectos buenos y malos de nuestra forma de ser (y seguramente también de las personas con las vivimos el confinamiento). Y, es precisamente sobre este tema sobre el que me gustaría compartir algunos pensamientos.
Uno de los aforismo más conocidos por todos nosotros (sin tener claro quién fue el autor, aunque ya estaba inscrito en el templo de Apolo en Delfos en el siglo IV a.C) es el famoso «Conócete a tí mismo». Esta mítica frase significa que la principal necesidad de una persona para acceder a la sabiduría filosófica es el autoconocimiento. Pues bien, desde mi punto de vista una de las paradas imprescindibles en este camino de autodescubrimiento personal es conocer cómo funciona nuestro cerebro para saber cómo nos sabotea en algunos momentos, de manera que podamos entender por qué tomamos algunas de las decisiones que tomamos según las circunstancias que vivimos. Así que hoy me gustaría explicar algunos de los sesgos cognitivos que todos tenemos, dado que si los conocemos de antemano y los identificamos, nos será más fácil entender muchas de las vivencias que escogemos vivir. Pero empecemos por el principio…
Resumiendo mucho, es importante saber que el cerebro opera a dos velocidades o niveles de consciencia. Sin entrar excesivamente en materia, es importante traer en este punto los tratados del Dr. Daniel Kahneman, gracias a sus investigaciones en la materia fue galardonado con el Nobel de Medicina en el año 2001 (el que quiera profundizar sobre este tema debería leer su libro «Thinking fast, thinking slow») . En primer lugar, se encuentra el nivel 1 o inconsciente en el que el pensamiento es rápido, automático, frecuente, emocional, estereotipado y subconsciente. Y por otra parte, tenemos el nivel 2 o consciente que es lento, perezoso, poco frecuente, lógico, calculador y va acompañado por la consciencia de estar solucionando un problema. Estos dos sistemas de naturaleza antagónica se encuentran en el día a día de todas las decisiones de nuestra vida.
Por otro lado, en 2005, la National Science Foundation publicó un artículo con una investigación cuyas conclusiones fueron que una persona promedio tiene entre 12,000 y 60,000 pensamientos por día. Y pensaréis, ¿qué tiene que ver esto con los niveles de pensamiento que definió Kahneman?, pues bien, como el cerebro es una máquina perfecta, este ideó un sistema para procesar tal cantidad de pensamientos diarios sin que se autodestruyera …y la solución fue lo que se conoce como «heurística». En psicología, un heurístico es una regla que se sigue de manera inconsciente para reformular un problema planteado y transformarlo en uno más simple que pueda ser resuelto fácilmente y de manera casi automática. En definitiva, es un atajo mental para guiar la toma de decisiones por senderos del pensamiento más fáciles y rápidos. Bueno, pues dado que tenemos un sistema para tomar decisiones ante problemas (simples y complejos) de manera automática…problema resuelto, ¿no? No tan rápido, dado que es ahí donde surge un gran problema (si no lo conocemos) y es que estos «atajos» a la hora de tomar decisiones de manera inconsciente o automática es lo que hace que surjan los «sesgos cognitivos».
Los sesgos cognitivos nacen como una necesidad evolutiva para que el ser humano pueda tomar decisiones o emitir juicios de manera inmediata y que el cerebro pueda responder de manera ágil ante determinados estímulos, problemas o situaciones, que por su complejidad resultaría imposible de procesar toda la información. Por lo tanto es importante destacar que los sesgos cognitivos no son ni buenos ni malos por definición, son una herramienta evolutiva para que el ser humano pueda sobrevivir en un mundo complejo. Sin embargo, la creciente complejidad de la sociedad actual hacen más necesario que nunca que conozcamos los sesgo más comunes que todos tenemos para que cuando estemos tomando una decisión podamos ser conscientes del por qué de la decisión tomada o al menos enfrentarnos a la situación a través de diferentes modelos mentales o estructuras del pensamiento que nos ayudan a procesar el mundo que nos rodea de forma más efectiva. (y como este tema da para otro post, si queréis conocer más sobre modelos mentales, os recomiendo que investiguéis la figura de Charlie Munger).
En el siguiente artículo os hablaré de los sesgos cognitivos más destacados o frecuentes; no obstante para no dejaros con la miel en la boca os comparto esta infografía elaborada por Escepticismo o Barbarie
Como es el primer artículo del 2021, mis mejores deseos para todos vosotros 🙂