¿Alguna vez te has detenido a pensar en tu respiración? Es un proceso tan automático, tan constante, que a menudo olvidamos su presencia. Pero, ¿sabías que la respiración es mucho más que una simple función de supervivencia? Gracias a este fantástico libro, Jame Nestor nos acompaña en un fascinante viaje por la ciencia de la respiración, un arte olvidado que está volviendo a cobrar vida gracias a los recientes avances científicos.
- El ejercicio perfecto para realizar una correcta respiración consiste en que cada inspiración y exhalación debe durar 6 segundos. Esto hace que cada ciclo dure 12 segundos. Por lo tanto en un minuto hay que hacer 6 ciclos. Deberíamos repetir cada día durante 5-6 minutos al menos 3 veces al día.
- La clave para lograr una respiración óptima —y para conseguir todos los beneficios de salud, resistencia y longevidad que trae consigo— es practicar para hacer menos inhalaciones y exhalaciones y para inspirar un volumen menor. Respirar, pero respirar menos.
- El agujero derecho de nuestra nariz es el pedal del acelerador. Al inhalar mayoritariamente por este canal, la circulación se acelera, el cuerpo se calienta y los niveles de cortisol, la presión arterial y la frecuencia cardíaca aumentan. Eso ocurre porque respirar por el lado derecho de la nariz activa el sistema nervioso simpático, el mecanismo de «lucha o huida» que pone el cuerpo en un estado más elevado de alerta. Respirar por el orificio derecho también suministra más sangre al hemisferio opuesto del cerebro, concretamente a la corteza prefrontal, la cual se asocia con las decisiones lógicas, el lenguaje y la computación. Sin embargo, inhalar por el agujero izquierdo tiene el efecto contrario: funciona como una suerte de sistema de frenado respecto al acelerador del derecho.
- Lo que nuestros cuerpos necesitan de verdad, lo que requieren para funcionar adecuadamente no es respirar más deprisa ni más hondo. No necesitan más aire. Lo que necesitamos es más dióxido de carbono. Por ello, la mejor manera de evitar muchos problemas de salud crónicos, mejorar el rendimiento deportivo y prolongar la longevidad es centrarse en cómo respiramos, concretamente para equilibrar los niveles de oxígeno y dióxido de carbono en el cuerpo. Para hacerlo, deberíamos aprender cómo inhalar y exhalar lentamente.
- Respirar menos no es lo mismo que respirar lento. Unos pulmones adultos normales pueden acoger aproximadamente entre cuatro y seis litros de aire. Esto significa que, aunque practiquemos la respiración lenta a 5,5 respiraciones por minuto, aún podríamos estar tomando el doble del aire que necesitamos.
- Hacer unas exhalaciones más largas y más lentas significa que van a subir los niveles de dióxido de carbono. Con ese dióxido de carbono de más, obtenemos una mayor resistencia aeróbica. El valor del consumo máximo de oxígeno —llamado VO2 max— es el mejor indicador de la capacidad cardiorrespiratoria. Entrenar el cuerpo para respirar menos incrementa el VO2 max, lo cual puede no solo potenciar la resistencia atlética, sino también contribuir a que vivamos una vida más sana y larga.
- “Respira hondo” no es un consejo útil. Es mucho mejor aguantar la respiración.
- La clave del Sudarshan Kriya, del tummo o de cualquier otra práctica enraizada en el yoga antiguo es aprender a ser paciente, a mantener la flexibilidad y a absorber lentamente lo que la respiración nos ofrece.
- Uno de los primeros pasos para una respiración saludable es extender las respiraciones, mover el diafragma arriba y abajo un poco más y sacar todo el aire antes de tomar otra bocanada