Este libro nos sumerge en una discusión crucial sobre cómo la tecnología moderna, especialmente las redes sociales y los dispositivos móviles, están fragmentando nuestra atención. Johann Hari nos lleva a través de un análisis detallado de cómo esta constante distracción afecta nuestra salud mental, nuestra memoria y nuestra capacidad para establecer relaciones significativas. No solo identifica el problema, sino que también propone soluciones prácticas para recuperar el control de nuestra atención. Este tema es más relevante que nunca en nuestra sociedad hiperconectada y promete ser una lectura esencial para todos los que buscan entender y mejorar su enfoque y bienestar mental en el mundo digital de hoy.
- Para entrar en un estado de FLOW debes optar por una sola meta; asegurarte de que esa meta tiene sentido para ti; y llevarte al límite de tus capacidades.
- Debemos encoger el mundo para que encaje con nuestro ancho de banda cognitivo. Si vamos demasiado deprisa, sobrecargamos nuestras capacidades y estas se degradan. Pero cuando practicamos movernos a una velocidad que es compatible con la naturaleza humana empezamos a adiestrar nuestra atención y nuestra concentración. La lentitud alimenta la atención y la velocidad, la destruye.
- Si pasamos mucho tiempo alternando entre diferentes temas (multi-tasking), seremos más lentos, cometeremos más errores, nuestra creatividad será menor y recordaremos menos lo que hacemos. Si quieres hacer las cosas bien no tienes más alternativas que concetrarte cuidadosamente en una cosa a la vez.
- Debemos concentrarnos sobre todo en las cosas que hacen que merezca la pena vivir y encontrar maneras de potenciarlas.
- La manera en cómo nos llega la información es más importante que la propia información. La TV nos enseña que el mundo es rápido y que todo sucede a la vez. Twitter nos enseña que le mundo puede entenderse de manera breve y simple. La realidad solo puede entenderse de manera sensata adoptando mensajes opuestos a Twitter.: el mundo es complejo y requiere una concentración sostenida para ser comprendido.
- OPTIMISMO CRUEL: Ocurre cuando tomamos un problema importante con causas muy profundas en nuestra sociedad y ofrecemos a la gente, con un lenguaje entusiasta, una solución individual simplista. Suena optimista, porque le decimos a la gente que el problema puede solucionarse, y pronto; pero en realidad es cruel, porque la solución que ofrecemos es tan limitada, y tan ciega respecto a las causas profundas, que no funcionará para la mayoría de la gente. Además, que suele ocasionar el echarse la culpa a uno mismo en lugar de a el sistema.
- La alternativa al optimismo cruel no es el pesimismo, la idea de que no puede cambiarse nada. NO. La alternativa es el optimismo auténtico, que es aquél por el que reconocemos sinceramente las barreras que se alzan en el camino hacia nuestra meta y establecemos un plan para trabajar junto con otras personas para derribarlas.
- Para poder prestar atención normalmente debemos sentirnos seguros. Debemos poder desconectar las partes de la mente que están oteando el horizonte en busca de osos, o leones, o sus equivalentes modernos, y permitirnos el lujo de zambullirnos en un tema seguro.
- Muchos de nosotros nos hemos construido la identidad en torno a un trabajo llevado al extremo del agotamiento…y lo llamamos éxito. En una cultura construida sobre una velocidad cada vez mayor, reducir el ritmo es difícil, y casi todos nosotros nos sentimos culpables si lo hacemos.
- El crecimiento económico es el principal organizador central de nuestra sociedad. Si la economía debe crecer todos los años, en ausencia de nuevos mercados ha de conseguir que nosotros hagamos cada vez más cosas en el mismo periodo de tiempo. Vivimos metidos en una maquinaria económica que exige una velocidad cada vez mayor para seguir funcionando, algo que necesariamente degrada nuestra atención con el tiempo.
NOTA FINAL: El pesimismo político mantiene a la gente atrapada en una búsqueda de soluciones puramente personales e individuales.